viernes, 8 de junio de 2007

sandra ( II )


He tenido novios, rolletes y en algo habían coincidido todas esas
relaciones, fueron chicos. Es difícil asimilar e iniciarse en el mundo del
sadomasoquismo sin premeditármelo, pero aun es más complicado asumir
relaciones con una mujer cuando nunca lo había experimentado con
anterioridad. Es complicado al menos lo fue para mi, lo positivo de todo
aquello es que tengo mi recompensa, disfruto con ello, es mi forma de vida,
soy adicta al igual que un drogadicto necesita su dosis, yo tampoco puedo
escapar, soy prisionera de mi Ama y lo seré eternamente, eso es maravilloso.
Es lunes no estoy demasiado segura pero finalmente decido armarme de valor y
irme a denunciar el acoso y humillación que he sufrido por parte de una
empleada del Fnac, la tal Laura.
Al llegar al Fnac la vi enseguida, estaba atendiendo a unos clientes, por lo
que decidí esperar y buscar una mejor ocasión para expresarle mi queja.
Disimule y me entretuve mirando los discos de novedades, me temblaba el
cuerpo me encontraba muy nerviosa, mire hacia atrás intentando localizarla y
allí estaba ella, sola sin la presencia de aquella pareja de clientes, no
tuve el valor de ir hacia ella, pero Laura me miraba fijamente casi sin
pestañear se acordaba de mi no había duda, no soy capaz de decirle nada, lo
mejor es que me vaya, pero para que vea que no le tengo miedo me quedaré un
rato más y luego me iré, mientras miraba los accesorios para móviles, Laura
me siguió, se mantenía a cierta distancia de mi y seguía mirándome fijamente
con su rostro serio, yo giraba la cabeza de vez en cuando aunque apenas
podía aguantar su mirada. Descaradamente se puso a mirar mi trasero y quería
que supiera que me lo estaba mirando, puesto que no tenia ningún pudor a
posicionarse donde tuviera una buena perspectiva de el y centrar su mirada
sin apartarla en ningún momento.
Se acerco a mí, hice como si la cosa no fuera conmigo y mire al lado
contrario, me toco el hombro derecho para que me diese la vuelta y la
mirase, e inmediatamente se rió y me dijo: - Así que te va la marcha, eh
perrita. Me mantuve callada o según lo pueda interpretar cada uno, exprese
un no que no se pudo oír, pero si que lo manifestaron mis labios. Laura me
cojio del brazo y me dijo que la acompañase.

Me llevo a un cuarto, un almacén pequeño donde estaban almacenados discos,
libros, cajas... también había una mesa de apenas metro y medio y una silla.
Laura cerro el pestiño de la puerta, encendió el fluorescente y situó la
silla en medio de aquel cuarto, violentamente me empujo hacia abajo para que
cayera encima de la silla, fue tan brusco que me di contra el respaldo de la
silla en mi espalda lo que me provoco una rascada, cojio un rollo de cinta
aislante de los grandes y me tapo la boca, también utilizo una cuerda no
demasiado grande y me ato muy fuerte las muñecas, acto seguido me dijo: Me
han comentado que me estabas buscando, ¿Me quieres joder acaso? o ¿Pretendes
dejarme en paro? Tímidamente dije que no con la cabeza.
Laura me propino una brutal bofetada que me marco toda la cara, no pude
resistirme más me sentía impotente y mis ojos estaban llorosos, tenia miedo
y lo manifestaba temblando, entonces fue cuando rompí a llorar.

¿Te lo has montado con alguna tía? Me pregunto Laura.
La mire con timidez queriendo apartar la mirada y gire la cabeza de
izquierda a derecha indicándole que no, ella se volvió a reír, se acerco a
mi y me paso la lengua de abajo a arriba sobre mi mejilla izquierda, me
sentía incomoda y ella lo sabia, intentaba evitar su contacto, se puso
frente a mi y también lamió mis lagrimas, a lo que yo reaccione llorando
más.
¡Deja de llorar cacho perra! ¿Por qué has venido aquí si no? ¿Por qué no te
levantas y te vas? Esto te gusta lo se, pues yo te voy a dar lo que mereces.
Laura se puso detrás de mí y me estiro del pelo, aprovecho ese momento para
agarrar mis pechos y manosearlos, mientras me decía al odio cosas como:
serás mi perrita, deseas ser mi perrita, te gusta ser mi perrita...
En aquel momento debo decir que no me sentía tan incomoda poco a poco iba
aceptando la situación y no sentía ese rechazo del principio, asumía su
autoridad y la superioridad de que ella me fuera marcando el camino no
estaba mal, estaba empezando a excitarme y la condición sexual de ella
empezaba a ser irrelevante.
Laura también noto que me había rendido mientras me agarraba el coño con su
mano por dentro del pantalón, me quito el pantalón, me bajo las bragas y
cojio una tarjeta y un bolígrafo y se puso a escribir, al mismo tiempo me
introdujo un par de dedos dentro y agacho la cabeza obsequiándome con dos
lametones e introdujo esa tarjeta en mi rajita, me volvió a poner las bragas
y el pantalón, me desato y me quito la cinta de la boca, entonces me dijo:
¡Vete de aquí zorra! Este es mi sitio de trabajo y no quiero que me echen, a
partir de ahora eres mía, tienes mi teléfono llámame el viernes a las 12 de
la noche y vas a disfrutar como nunca antes lo habías hecho, acto seguido me
escupió a la cara, límpiate perrita y me dio un empujón contra la puerta
¡vete de aquí, rápido!

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